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miércoles, 25 de marzo de 2015

Ecos y herencias: Suspense/Babadook

Suspense (The innocents, 1961), de Jack Clayton, y 'Babadook' (2014), de Jennifer Kent. Cuando un niño te suscita deseos que no quisieras sentir, cuando un hijo te suscita deseos que no quisieras realizar, se cruzan ciertas fronteras hacia donde ya las fronteras no son nítidas, donde los fantasmas que se debaten en la mente quizá se proyecten e invadan lo que se califica como realidad, y ya no se distingue qué es real o qué es consecuencia de una enajenación. Los fantasmas que se combaten más bien parecen residir en la mente como un abismo en el que se que precipitan las certezas. Y el proyector de tu mente puede quemarse cuando el deseo por un niño estrangula tu mente, y quizás sin darte cuenta estrangules el cuerpo de quien suscita esos deseos que niegas en ti. O cuando ya no soportes aquella criatura monstruosa que es tu hijo, y el monstruo comienza a desfigurar la consciencia de que es tu hijo, y tú sentimiento materno se convierta en el gesto desesperado de quien combate el dragón que arrasa los últimos resquicios de cordura en tu condena de vida de madre, y el impulso de destruir lo que has engendrado cada vez sea mayor y no logres asumir lo que sientes, tu mente creará un monstruo con el que niegas el monstruo que es tu hijo y el monstruo que se gesta en tu enajenación de madre que quiere sumir en la oscuridad lo que dio a luz.

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