Una de las aficiones preferidas de Gary Cooper fue la caza. Hay imágenes en las que posa con expresión feliz en su mansión, rodeado de cabezas de animales cazados colgadas de la pared (ante lo que uno no puede sustraerse de pensar qué bien quedaría su cabeza en la pared en vez de la de los animales). Pero tenía sus buenos detalles, como adoptar a un chimpancé, Toluca ( aunque éste igual hubiera preferido quedase con sus congéneres) que Cooper se trajo de Africa , a inicios de 1932, tras permanecer once meses dedicado a la actividad cinegética (qué lástima que algún día no tuviera una especie de 'visión' y cambiara su perspectiva como el personaje de De Niro en el final de la magnífica 'El cazador', 1977). Mejor quedarse con la ternura que emana de estas imágenes.
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